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miércoles, 30 de marzo de 2016

LA "GASOLINERA ESPIRITUAL" DE VILLARRUBIO



En los primeros años 70, al pasar frente a ella, muchos viajeros en ruta por la N-III tocábamos suavemente el cláxon a modo de saludo o invocación a la protección de San Cristóbal, patrono de los automovilistas. Era una costumbre muy asentada en la todavía muy católica España. Símbolos y ritos religiosos que habían llegado también hasta las carreteras (o por lo menos a esta importante nacional), un ámbito neutro y hasta entonces bastante laico y desprovisto de connotaciones piadosas, con la excepción de aquellas señales de tráfico informativas a la entrada de las poblaciones, en las que se anunciaban los horarios de misas del lugar en cuestión, junto al reclamo pictográfico de una campana. 

Pero la Gasolinera Espiritual del kilómetro 91 de la carretera de Madrid a Valencia, en el cruce con la carretera a Tribaldos y Uclés, término de Villarrubio (muy cerca de donde, en 1973, perdería la vida en accidente de tráfico el célebre cantante valenciano Nino Bravo), podía considerarse casi un elemento vanguardista en la ruta y suponía la culminación del proyecto que en 1966 había iniciado un párroco local de esta comarca conquense, tal y como queda reflejado en este recorte de prensa fechado el 24 de noviembre de ese año.


La insólita iniciativa, sin embargo, hubo de esperar casi dos años, pues la gasolinera de almas no se inauguraría oficialmente hasta el 10 de julio de 1968, fecha que consta en uno de los forjados ornamentales y recreativos que rodean la ermita, como se puede apreciar en esta imagen que tomamos en agosto de 2011.


  
De esta inauguración también se hizo oportuno eco el diario ABC, según recorte que adjuntamos a continuación, con fecha del 20 de julio de 1966.





En abril de 1973, el diario ABC vuelve a hacerse eco de la existencia de la Gasolinera Espiritual, insertando una fotografía que nos permite recordar cómo era entonces a todos aquellos que pasamos tantas veces frente a ella en esa época, sobre todo si tenemos en cuenta que la fisonomía del lugar ha cambiado completamente, como veremos enseguida, y la ermita ha quedado relegada al olvido y al ostracismo más absolutos.



No es probable que muchos conductores se detuvieran a rezar en ella, como afirma el pie de la fotografía, pues realmente la carretera, con arcenes muy estrechos, no ofrecía en este punto un espacio seguro para estacionar, de modo que el mayor gesto de devoción que cabía esperar de los automovilistas que transitaban por aquí era el suave toque de cláxon que hemos mencionado anteriormente. Sin embargo, es justo reconocer que la modesta ermita era un elemento emblemático de la carretera general de Madrid a Valencia. Y lamentablemente, como tantos otros vestigios históricos de esta ruta, aún conservándose en estado de semiabandono, ha quedado seriamente mutilada y oculta de la vista de la carretera y de la autovía A-3 que sustituyó al primitivo trazado de la N-III a finales de los años ochenta. Las reformas viarias realizadas hundieron el tramo de carretera en un talud y la Gasolinera Espiritual quedó aislada y oculta en lo alto de la plataforma superior, perdiendo el muro de piedra del recinto y su escalinata de acceso. De hecho, ahora sólo se puede acceder a ella escalando trabajosamente a través del terraplén de tierra y maleza resultante de las obras. Y una vez arriba, esto es lo que nos encontramos (agosto de 2011):


 













Sin embargo, a pesar de haber quedado aislada y casi invisible en su emplazamiento original, parece que alguien se ocupa de su periódico mantenimiento (o se ocupaba, hace cinco años), a juzgar por el buen estado de la pintura de todos los elementos y la limpieza del entorno. Habrían sido de temer los grafitis, la basura y otros signos de vandalismo habituales en estos casos. Incluso el óxido y la degradación de elementos tan vulnerables a la intemperie como los neumáticos y la vieja chatarra automovilística de hace medio siglo que se emplearon en la ornamentación de la ermita parecen no causar tantos estragos como cabría esperar en estas circunstancias. No vamos a atribuirlo a los milagros ni a la protección de San Cristóbal, por supuesto. Porque más allá de las creencias respetables de cada cuál y de cada quién, pensamos que la Gasolinera Espiritual de Villarrubio es una bella abstracción intemporal, una creación artística viva y lúcida, un elemento histórico y patrimonial de la carretera de Madrid a Valencia. Y como tal nos gustaría que se conservase para siempre.